21.4.11

El último día de mi vida.

La libertad, sí. La libertad de vernos libres de horarios y de monsergas que no llegamos a entender muy bien. La libertad de respirar el aire libre de la calle. La libertad de decidir sin que nos manden a todas horas. Esa libertad de estar sueltos, aunque sea para pasar la tarde tumbados en la cama con los cascos puestos, escuchando Pereza. Esa libertad de reacción frente a los que nos pretendan controlar la vida. Una libertad SIMPLE-lo reconozco-pero fácil de entender y de tocar. Una libertad de usar y tirar. Una libertad que no durará mucho, pero que no queremos que nos arrebaten.

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