25.4.11

reclusion_mental

Y un verano viajamos. Tú conducías mientras yo reposaba las piernas en el salpicadero. A veces te leía en voz alta fragmentos de la novela que estaba leyendo y tú sonreías. Reconocías que tegustaba mi voz y a veces después del polvo rutinario me mandabas leerte algo al azar. Aquel verano fue el mejor de nuestras vidas. Follábamos con las estrellas y amanecíamos borrachos mirando al mar. Nos reíamos en los supermercados y aprendiste a quererme como quiere alguien triste, suave, lento, poco a poco. Pero se terminó el verano y con él se terminó el nosotros.

21.4.11

El último día de mi vida.

La libertad, sí. La libertad de vernos libres de horarios y de monsergas que no llegamos a entender muy bien. La libertad de respirar el aire libre de la calle. La libertad de decidir sin que nos manden a todas horas. Esa libertad de estar sueltos, aunque sea para pasar la tarde tumbados en la cama con los cascos puestos, escuchando Pereza. Esa libertad de reacción frente a los que nos pretendan controlar la vida. Una libertad SIMPLE-lo reconozco-pero fácil de entender y de tocar. Una libertad de usar y tirar. Una libertad que no durará mucho, pero que no queremos que nos arrebaten.

...

No sé qué me destruye más, la imposibilidad del equilibrio entre tú y yo, eso de saber que no seremos uno siendo dos personas nunca más, saber que nunca voy a poder observarte de reojo, o que nunca voy a poder compartir contigo mi último descubrimiento cinematográfico, o mi último libro favorito. Saber que pase lo que pase nunca vas a volver a reirte conmigo ni iremos a ningún concierto de Love Of Lesbian, pero yo sé que tú y yo existimos juntos en el espacio. Sé que no lo soñé. Sé que fuiste la persona que más me quiso. Sé que eras REAL.
Tan real como yo. Como el aire, o la música. Tú eras música. Me atravesabas de parte a parte, como la electricidad. Y ahora también, solo que antes no dolías y ahora sí.
Ahora es la imposibilidad de saber que sigues ahí dentro de mi y no sales.
Es como si me sacasen un ojo. No es lo mismo. No vería igual. Dejaría de apreciar millones de cosas, colores. Contigo igual. Exactamente IGUAL.

19.4.11

Cuanta Razón.

En realidad, si aparecieras mañana y me pidieras que te alcanzara el sol, lo haría sin importar si me quemo en el intento.
Porque te pudiste haber ido, pero aquí, justo en mi pecho, sigues muy dentro.


▪ Qué tendrá la vida que siempre me lleva a ti.
/relatosinfin

18.4.11

...

Porque no creo en lo imposible si no en lo improbable, porque lo improbable por definición es probable, y con tener media posibilidad entre dos mil millones de posibilidades, basta.
Y lo sé, porque era improblable encontarte, y te he encontrado.
He dicho.