30.1.11

...

Busco la felicidad emborrachándome de Red Bulls a las 8 de la tarde y fumando cigarrillos de madrugada con mi hermano de 14, mientras escucho la canción de Pereza que me solías tocar con tu guitarra los domingos astrománticos que pasamos juntos, recordando una y otra vez momentos que no volverán y soñando con noches reversibles. Más que nada por aquello de que tú no eres sin mi y yo solo soy contigo.


18.1.11

Quiero.

Podría contarte lo mucho que me cuesta existir sin ti. Que te necesito, necesito saber que puedo contar contigo. Enseñarte mi última idea de guardia, compartir contigo cada segundo de mi existencia y dar lo mejor de mi a todas horas. Hacerte reír sin parar, sujetarte la sonrisa con chinchetas si hace falta, dormir acurrucada escuchando tu respiración y sabiendo que no puedo estar mejor que dónde estoy. Bailar contigo todas las canciones que quieras, y susurrarte te quieros al oído, sentirme persona cada vez que me veo reflejada en tus ojos y temblar cada vez que pronuncias mi nombre. Escuchar miles de veces la misma canción creando sonrisas y amaneceres nuevos, pero contigo.
Te quiero.

17.1.11

Empecemos.

Recuerdo que al llegar ni me miraste, fui solo una más de cientos...
Sí, solo soy feliz cuando estoy contigo, lo más lejos a tu lado.
Ya no sé como decirte que necesito cientos de horas para asimilar todo esto.
El hecho de que tenga que buscarte en otros, o que no pueda mirarte de reojo sin sentirme mal.
Entiende que no lo entienda, y que tenga cientos de motivos para olvidarme de todo y no pensar más que en tu voz.
Es muy profunda la sensación de saber que te caes cada vez a más velocidad y que no puedes agarrarte a nada, por miedo a encontrarte otro clavo ardiendo.
Pero aunque me agarre a miles de esos, solo quiero quemarme contigo.

El principio.


Podría contar mi vida uniendo casualidades. Ese es el principio básico de esto, explicar cómo y por qué llegué aquí.